Nuestros sueños se podrían describir como esas finalidades a conseguir,
lo que nos proponemos lograr y que tenemos como meta para sentirnos realizados
y felices con nosotros mismos por haberlos podido alcanzarlos.
Cada persona tiene numerosos sueños que se propone cumplir a
lo largo de su vida, pensando que al cumplirlos será más feliz o se sentirá
realizado. Sin embargo, la gran mayoría de esos sueños se ven obstaculizados
por las excusas, el miedo y otros factores que no hacen más que estancarlos y
evitar que se alcancen.
En ocasiones esto ocurre por creer que el sueño que tenemos
es demasiado utópico, ya sea por lo que nos lo han dicho o porque nosotros mismos
creemos que es así, pero si nos paramos a pensar, ¿qué hubiera sido del ser
humano si todos esos sueños considerados “locuras” nunca se hubieran hecho? De
ser así, todos nosotros seríamos como robots, persiguiendo las metas que nos
han impuesto desde que nacemos; estudiar, trabajar, formar una familia… y nunca
sucedería nada “extraordinario” porque nadie se atrevería a marcar la
diferencia.
Está claro que esos sueños deben ser realistas, a la altura
de nuestras posibilidades para no hacerlos falsas esperanzas con algo imposible
y, por lo tanto, frustrarnos. Pero si realmente creemos en un sueño es porque
tenemos la certeza de que podemos conseguirlo, con más o menos esfuerzo. Si
bien es cierto, muchos de esos sueños no se pueden hacer realidad de un día
para otro, pero con esfuerzo y voluntad todo es posible, llegando incluso a
sorprendernos a nosotros mismos.
Nuestros sueños están para cumplirlos y nosotros somos los
únicos que nos estamos poniendo constantemente límites, somos la razón por la
que no se cumplen y acaban enterrados.
Finalmente, no debemos dejar que nada ni nadie nos diga lo
que debemos hacer, tenemos que limitarnos a pensar en nosotros mismos en cuanto
a cumplir un sueño se refiere. Una vez vemos factible ese sueño, lo primordial
es tener la iniciativa y no mirar hacia atrás, siempre teniendo los pies en la
tierra y con el conocimiento de lo que nuestros actos provocan.
Recuerda que el miedo es nuestro peor enemigo y que nada es
imposible si nosotros nos proponemos que podemos lograrlo, así que no lo
pienses, actúa y haz tus sueños realidad.
Miriam Pérez
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